domingo, 19 de diciembre de 2010

Ideas preconcebidas.

Prototipos hollywoodienses y porque deberían estar prohibidos.

Desde que nuestros padres comienzan a hablarnos del amor meten en nuestra pequeña mente ideas preconcebidas de romanticismo.
La primera vez que nuestras madres nos hablan de sexo nos dicen que ellas perdieron la virginidad estando muy enamoradas, que llevaban mucho tiempo saliendo que iban al cine, de paseo…
Más adelante con el comienzo de la adolescencia, ahora más precoz, Hollywood y su infinita colección de películas pastosas-amorosas nos enseñan cómo el chico de tus sueños te va a elegir aunque estés gorda, no levantes la cabeza de un libro, tengas aparato en los dientes, el pelo indomable... y te da a entender que el amor lo puede todo,¿por qué va a elegir a la chica del tipazo a lo modelo de victoria secret, el pelo y la cara perfecta, si estas tú con tus preciosos defectos?
Las películas acaban con el chico duro confesando que está loco de amor, las más empalagosas incluyen un final en el que el actor canta, y ¡vaya! Tiene una voz impresionante.


Primer novio primer desengaño.
Cuando la infiltración del romanticismo ya está incrustada en nuestra mente, llega el primer novio.
Es guapo y un rebelde, casi nunca hace los deberes y lleva el pelo pincho.
Parece que estás en una nube constante, te  distraes de tus tareas, aparecen los primeros chupones…
Y un buen día te llega un sms: corto contigo.
El mundo se te viene encima, no entiendes el  motivo, te dices seguro que se está haciendo el duro cualquier día te canta una canción, mañana  en el colegio le vas a preguntar el porqué y le perdonarás os daréis un largo beso empezará a llover y se escuchará vuestra canción favorita.

La cruda realidad.

-Ahora no quiero estar contigo, María tiene las tetas más grandes además te he llevado al cine y te invitado al Burguer y ni si quiera me dejas tocarte.
En un minuto todo lo que está en tu cabeza comienza a darte vueltas y comienzas a construir ese caparazón que te ayudará a reconocer lo que es un cabrón de lo que es un hombre menos cabrón.
 A partir de entonces comenzarás a ser más cuidadosa a la hora de elegir.
Pero como en la mayoría de los casos el choque con la realidad dependiendo del carácter de la persona confluye en varias vertientes.

Las vertientes.

Vertiente 1, LA DURA: a partir de ese momento reniega del amor, vive convencida de que los hombres sólo quieren sexo, sexo  y sexo. Esconden sus sentimientos y se odian cuando demuestran debilidad hacia el sexo opuesto, a pesar de todo y por culpa de la flaqueza del ser humano guardan una pizca de esperanza. (La llamaré Lidia)

Vertiente 2, LA ESPERANZADA: bueno otra vez será, tengo toda la vida por delante, no  dejaré que una mala experiencia me impida ver las infinitas oportunidades que me depara la vida. Soñadoras suelen tener un diario donde escriben sus historias de amor imposibles, creen en el amor para toda la vida. (La llamaré Sara)

Vertiente 3, La “ZORRA”: ¿así que lo que quieren los hombres es sexo no?, pues vamos a probar. Vaya no está pero que nada mal, porque encerrarme entonces en una única relación los hombres si que saben. (La llamaré Lauren)

Vertiente 4, LA ANULADA: bueno entonces si quiere que me acueste con él lo haré, vaya ahora quiere que le haga los deberes… se ha acostado con otra tendré que perdonarlo el es guay y está conmigo le debo mucho… (La llamaré Melissa)En esta vertiente influye mucho la educación de los padres.

Aunque no todas las mujeres encajen en estas cuatro vertientes las que no lo hacen reúnen características de alguna de ellas y es que la mayoría de personas permitimos que nuestras relaciones gobiernen nuestro ritmo de vida y yo como soy una de esas personas pienso contar todo lo que les suceda a cualquiera de las cuatro vertientes.












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