martes, 14 de diciembre de 2010

El derecho de la mujer a elegir su todo.



Hace algunos años la mayoría de mujeres   se casaban con su novio de toda la vida; lo hacían de penalti, sin explorar otras opciones o porque se les pasaba el arroz.
A día de hoy las mujeres tenemos la opción de salir con varios hombres antes de encontrar al “definitivo”; la idea de casarse antes de los veinte suena descabellada, en definitiva, la mujer puede elegir con quien casarse.
¿Pero qué pasa con las mujeres que deciden no seguir las reglas de la sociedad?


Las hermanas García.

Iria y Lorena García eran dos hermanas hijas de un acaudalo empresario hotelero.
Ambas habían estudiado en la universidad y se incorporaron al mercado laboral nada más acabar la carrera.
Disfrutando de su éxito una de las hermanas, Lorena se casó con un compañero de su empresa, pronto formaron una familia y se mudaron a las afueras.
Iria sin embargo no seguía los pasos de su hermana. En cada reunión familiar tanto mayores como jóvenes le preguntaban que cuando se iba a casar o cuando se animaría a tener hijos que porque no se iba a vivir con su novio.
Que se le iba a pasar el arroz.
En todas esas conversaciones en las que su vida privada salía a la luz Iría siempre contestaba bueno no tengo, prisa las cosas ahora no son como antes, todo lleva su tiempo…

 Un día Iria se puso a pensar, a mi hermana le gusta la carne yo la odio, a ella le gusta la playa y a mi la montaña… ¿Por qué he de tener que escoger el mismo camino que ella?
Pero no es el mismo camino que ella, es el camino que escogen muchas mujeres; a las otras a las solteras, a las que viven en “pecado” ,las que deciden no tener hijos se las sigue mirando mal son mujeres incompletas.

-Cariño ahora no quieres casarte ni tener hijos pero cuando seas mayor ya verás echaras de menos a alguien ¿No querrás morirte sola?


Gracias por el consejo no sabía que el fin de casarse y tener hijos es que te hicieran compañía en la vejes.
Pues no, no necesito a nadie para morirme gracias lo sé hacer muy bien sola.
No deseo tener hijos porque no es algo prioritario en mi vida, no quiero casarme porque me parece innecesario y no me voy a vivir con mi novio porque quiero conservar mi independencia y si no os gusta no me importa porque como soy yo sola la que dirijo mi vida puedo acarrear con las consecuencias de mi comportamiento.


Esa fue la respuesta de Iria para todos aquellos que creían saber lo que le convenía.

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